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Credo


Creo en los niños que vivirán mañana cuando la vida toda sea un ejercicio profundamente humano y la muerte solo el fin de nuestros pasos.

Creo en los hombres que sueñan y en los hombres que trabajan; en el maestro y en su aprendiz.

Creo en el anciano que aconseja y en el ignorante que sabe escuchar; porque quien escucha es sabio en vida y en amores y no precisa entender los misterios de la fe ni las cuadradas formulas con que todo lo explica la ciencia.

Creo en el instinto de una madre y en la generosidad de la naturaleza que a pesar de que se le maltrata, sus riquezas de miel, sal y vegetales todavía nos quiere entregar.

Creo en la maravilla de las cosas que el hombre ha creado para bienestar de la humanidad sin reparar en las diferencias de credos, razas o clases. Porque lo que es necesario a un hombre, será necesario para otros.
Creo en un Estado que algun día construya con equidad el calor de un hogar y el derecho a comer y a respirar que tenemos débiles y poderosos por igual.

Creo en la humanidad entera porque tengo la certeza que alguna vez lo injusto desbordará las fronteras ahogando la paciencia de los justos que no permitirán en la Tierra tanta miseria.

Creo en la inquietud social que derrota al mediocre gobernante que seguro piensa que los pobres mal educados son incapaces de reconocer la basura en que los hunde el sistema de oferta y demanda.

Creo en las causas del pueblo, como podría creer en la democracia si el circo capitalista que nos rige tuviera la decencia de intentar oír la voz de los marginados y no de las transnacionales.
Creo en las causas que se exigen con claridad, respeto y educación, ojala a través de los votos despiertos y atentos de un pueblo que goza de buena memoria, la que les guía la mano que vota el balance de años de historia.

Creo en un pueblo despierto que marchará ajeno al ejemplo violento de los oscuros momentos en que olvidamos el respeto a lo humano.
Cuando gobierna el miedo, creo en lo insurrecto; porque hay quienes de otro modo no entienden, Creo en la lucha armada contra el que mata niños y mujeres sino con balas, con legalizadas redes de pobreza, promiscuidad y hambre.


Y puede ser porque creo con mayor fe de la que podía esperar después de mis antiguos odios, que miro el paso del tiempo atento a las verdades de los otros. Porque la vida no es otra cosa que una suma de verdades.

Creo en las oruga que a pesar de haber besado el polvo y el fango aprendió a dar amor cuando la maravilla de la vida la convirtió en mariposa y en los que predican con el ejemplo los mandamientos que otros memorizan. Porque los verdaderos evangelios son demasiado limpios y no caben en ningún templo

Creo en Dios aunque algunos se sorprendan y en cada momento le agradezco el haberme dado la libertad para discernir y elegir; pues eso es el verdadero amor, el que se da sin esperar nada a cambio y yo así he aprendido a creer, sin esperar nada, pues a mi corto entender esa es la mejor manera de creer.

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