A Anny Serrano; con especial cariño
De Pablo Neruda hombre se pueden decir y escribir cosas muy desagradables; sin embargo, de Pablo Neruda poeta; sólo se puede decir o escribir que fue uno de los más grandes en el contexto de la literatura mundial. El más mediático de nuestros poetas, revolucionario y lúdico, pero sobre todo autor de quizás algunos de los más hermosos poemas de amor. Sus versos aún en estos días hacen el camino junto a incontables parejas por plazas y playas, en la soledad, la candidez y la lujuria. Es sin duda en sus poemas de amor en los cuales vivirá por más tiempo este monumental poeta chileno.
Tres tiempos en la poesía de Neruda o lo que es lo mismo: El amor en tres tiempos es lo que en esta ocasión me animaré a comentar.
El primero; Veinte poemas de amor y una canción desesperada, libro de 1924 que describe el amor en un tiempo de adolescencia marcadamente melancólica. De este libro se han desprendido los dos poemas más conocidos de Neruda, el poema 15 (Me gustas cuando callas) y el poema 20 (Puedo escribir los versos más tristes esta noche) sin embargo, se puede decir que el libro es mucho más que eso. Muestra una temprana madurez poética (lo que no es poco decir teniendo en cuenta que Pablo Neruda tenía veinte años al publicarlo), a pesar de la ya citada melancolía fluye por medio de variados sentimientos de nostalgia e idealismo tan propios de la adolescencia.

El segundo; Los versos del capitán, de 1952 en donde la pasión (El tigre) y la ternura (La reina) se funden con una inusitada naturalidad. Son versos de destierro de un amor itinerante y no por eso menos subyugante. Es para mi gusto un libro de fuego, repleto de eróticas claves que buscan incluso en el reposo caminos hacía la alcoba donde el amor deja al fin de ser palabras para fundirse en un acto que nos define como seres humanos. Es este un tiempo de fulgor en las ideas, certeza en las convicciones y versos frescos y estimulantes.

El tercero; Cien sonetos de amor, libro de carácter más ceremonial (no es acaso el acto de amor una eterna ceremonia), publicado en 1959, nos lleva a través de un amor que se presume más maduro. El autor recurre a uno de los estilos líricos con mayor tradición en la poesía mundial sin por ello aburrirnos, es decir, la ya innegable capacidad de escribir como un elegido nos entrega versos tan naturales como profundos. En este tiempo hay tiempo (me permito la redundancia) para detalles aparentemente poco trascendentales como el descrito en el soneto XIV (Me falta tiempo para celebrar tus cabellos) o se encuentra al fin la valentía para confesar lo que no se confiesa sino embriagado en ese inhabilitarte sentimiento, soneto XXV (Antes de amarte amor, nada era mío).
En resumen tres libros que no solo se deberían leer, sino que debiesen estar al alcance de cualquier espíritu romántico; y no me refiero con esto al romanticismo bobalicón de telenovela; no señor, esto es romanticismo en tiempos de melancolía, fulgor, certezas y frágil madurez. El Neruda poeta del amor en su total esplendor. Una voz que nos recuerda que amar es tan necesario como tener ideas.
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