Después de muchas horas de viaje en automóvil llegamos al puerto con el fin de presenciar los fuegos artificiales que se lanzarían con motivo de la llegada del nuevo año.
La gente caminaba por las calles con dirección a la costa ataviadas con motivo de la fiesta, cuando no riendo, ebrias de un sentimiento que no siempre entiendo. Fue entonces que Javiera (mi hija) nos preguntó: - ¿Por qué se celebra tanto esta fecha? Le respondí que así como ella celebraba su cumpleaños, la gente en conjunto celebraba el cumpleaños de la vida, es decir, que celebraban estar vivos a la llegada de un nuevo año. Ella pareció quedar conforme con la respuesta, pero yo no pude evitar seguir dándole vueltas al asunto.
Sé de gente que no celebra estar vivo a la llegada de un nuevo año; no sé si es fortuna o no el haber vivido las dos caras de esta celebración.
Recuerdo haberme preguntado por muchos años cuando era niño, aquello que mi hija ahora se preguntaba. No tenía por entonces adultos que me respondieran. Paulatinamente y concretamente al sumarme a las celebraciones de la familia de mi esposa, fui descubriendo una nueva manera de ver la llegada del nuevo año. Fue con ellos que por primera vez vi los fuegos artificiales cerca del mar y ya no por televisión como lo hacíamos a veces en casa de mi madre cuando mis hermanas y yo éramos niños.
Por algunos minutos parece ser que no existe nada malo en la vida de uno, el cielo se ilumina mucho más allá de lo imaginado, los colores entran por los ojos arrancándonos risas que obedecen más a un hechizo infantil que a cualquier otra cosa. La gente grita, salta, se abraza y los borrachos y borrachas que vagan por las calles intentando por un rato ignorar su soledad, forman parte como quién más de esta fiesta para los sentidos.
Las explosiones que acompañadas de estampidos remecen sutilmente el suelo provocan algún susto en los más miedosos, pero para el resto todo es emoción.
Hay quienes al llegar un nuevo año están tristes, y hay quienes celebran arrastrados por este colectivo jubilo, no dejaba de pensar mientras miraba una vez más aquellos fuegos creando formas y colores inimaginados en aquel oscuro cielo. Todo esto después de los abrazos en donde todos nos deseamos lo mejor para los meses por venir. También los que están tristes reciben abrazos, pero algunas personas están tan borrachas de sus propios egoísmos que ni siquiera se dan cuenta.
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