De tanto sinvergüenza
que lucra gobierna y roba
De tanto adormecido
que camina, calla y traga
Sin encontrar motivos
que expliquen esta y
Otros tantos motivos
de indignación; a saber:
La mala educación
La mala salud
Los malos sueldos
Las condiciones injustas
de trabajo y de vida.
Indignados ante la cotidiana
hipocresía que nos habla de
igualdad y aplasta y discrimina
a quienes no nos parecen tan
iguales.
De votar pero no elegir
Indignados ante la gula cuando
todavía hay tanta tanta hambre
entre tantos y tantos niños
Quizás no tan cerca, tal vez
no tan lejos pero indignados
ante tanta falta de equidad
Tanta falta de respeto
Tanta banalidad, tanto grito,
Tanto rezo y consenso que
no pretende más que retrasar
el estallido que viene, las piedras
que romperán las vitrinas donde
se reflejan los rostros de aquellos
que nunca han sido considerados
en este modelo que al que calla
le otorga y al que miente le premia.
Indignados de tantas caras sin expresión
De tantas palabras sin convicción, de tanto
Y tanta mercancía que no calma las carencias
De quienes aún escuchan los latidos de algo
Que antiguamente llamábamos corazón.
que lucra gobierna y roba
De tanto adormecido
que camina, calla y traga
Sin encontrar motivos
que expliquen esta y
Otros tantos motivos
de indignación; a saber:
La mala educación
La mala salud
Los malos sueldos
Las condiciones injustas
de trabajo y de vida.
Indignados ante la cotidiana
hipocresía que nos habla de
igualdad y aplasta y discrimina
a quienes no nos parecen tan
iguales.
De votar pero no elegir
Indignados ante la gula cuando
todavía hay tanta tanta hambre
entre tantos y tantos niños
Quizás no tan cerca, tal vez
no tan lejos pero indignados
ante tanta falta de equidad
Tanta falta de respeto
Tanta banalidad, tanto grito,
Tanto rezo y consenso que
no pretende más que retrasar
el estallido que viene, las piedras
que romperán las vitrinas donde
se reflejan los rostros de aquellos
que nunca han sido considerados
en este modelo que al que calla
le otorga y al que miente le premia.
Indignados de tantas caras sin expresión
De tantas palabras sin convicción, de tanto
Y tanta mercancía que no calma las carencias
De quienes aún escuchan los latidos de algo
Que antiguamente llamábamos corazón.
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