Conozco la historia de quienes mucho han viajado, yo
mismo he emprendido muchos viajes...viajando se conoce tanto o más que leyendo
y sin embargo, todos aquellos que viajan lo hacen para llegar siempre al mismo
lugar. Por lejos que vayas va contigo el que eres, lo que crees y lo que
anhelas; viajan contigo los seres queridos e incluso puede que encuentres
nuevos seres para querer.
Cuando viajas tienes la oportunidad de
demostrarte a ti mismo si todo aquello que piensas de ti es o no es verdad.
Debes ser paciente, estar dispuesto a lo imprevisto, abandonar todo aquello que
te da seguridad y si aún así vuelves a tu punto de origen, quiere decir que
eres un viajero innato.
Todo viajero tiene un punto de origen, como
el pejerrey que por lejos que vaya vuelve a su río.
El territorio que habitas y del que te
hablo no es un territorio físico, espero ya te hayas dado cuenta, es un lugar,
una certeza dentro de ti que de tener la maravillosa posibilidad de viajar
puedes mejorar.
Conociendo por ejemplo el modo en que salen adelante otras
personas desprovistas de las comodidades que para muchos son algo tan común.
Hay quienes viajan para ver los paisajes,
para comprar o simplemente para decir que viajaron...modestamente reconozco que
yo viajo para conocer a más gente.
Me gusta ver a las personas de distintas
partes, conversar con ellas, aprender de ellas si es posible. Porque las
contradicciones de nuestra naturaleza humana nos acompañan incluso en los más
inesperados parajes.
Es posible que los viajes sean en compañía
de personas que no se parecen en nada a ti y sin embargo siempre hay y habrá un
momento para que te encuentres con lo que busques...incluso en pleno desierto o
abrazado por el mar, en calles donde reina el caos y sin embargo se respira
buena educación.
Vayamos donde vayamos, por lejos o cerca
que sea, llegamos siempre a nosotros mismos, es por eso que no debemos
quedarnos anclados todos los días a los mismos paisajes pero sobre todo a los
mismos rostros, las mismas palabras que nos dicen las mismas cosas sin
permitirnos crecer ni un ápice de lo que podríamos crecer si supiéramos que lo
importante no es a dónde vas sino que para qué vas, cuál es el sentido de tu
navegar por las avenidas de otras vidas.
Ciego eres si tras un viaje no traes
prendado a los ojos colores nuevos, sordo eres si tras un viaje no traes
sonidos nuevos...equivocado si te cansas o te quejas; puede ser que vayas de tu
casa a una plaza que no habías visitado y traigas contigo más cosas buenas que
aquel que atravesó el mundo para decir que el calor era insoportable o que es
tan retrasada la vida en otras latitudes.
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