Me he dado cuenta de que comento libros de comprobada calidad y prestigio, que las lecturas que confieso no son lo que llamaríamos "actuales" y que leer es un ejercicio que puede evadir tanto como hacernos enfrentar nuestra más cruda realidad.
El primer día que vi este libro en la librería supe que lo debía leer; lo tomé, calculé su peso y me atreví a hojear un texto que claramente excedía mi presupuesto...y sin embargo. El libro me ha acompañado los últimos meses, recordándome capitulo a capitulo que absurda que pueden ser las vanidades humanas, lo torpe que ha sido y sigue siendo nuestro proceder. Grandes atrocidades de la historia reza la bajada de título y sin duda que lo que parecería tétrico en un comienzo, decanta hacía un necesario ejercicio de revisión acerca de lo peor de nosotros como seres pensantes.
Matthew White es un primerizo en esto de las publicaciones (no así en las letras, tiene un blog muy famoso ); no ha publicado otro libro ni antes ni después de este manual de consulta que busca responder por medio de la banalidad de un ranking las peores 100 matanzas de la historia de la humanidad. Los datos y estadísticas son tan serios como acertados, y aunque no resulta nada fácil cuantificar las muertes del pasado, el método explicado por el autor en la introducción del libro es más que satisfactorio. ¿Ha sido a caso el siglo XX el peor siglo para la humanidad?, ¿Tendremos alguna vez presente los millones de muertes a raíz de las diferencias mínimas entre los seres humanos? He conocido tanta gente que mira hacía otro lado como tanta gente que esgrime estos datos como quien arroja madera al fuego.
Tanto políticos como religiosos señalan a otros con sus manchados dedos...el piloto aún reza antes de bombardear las ciudades de los que le han convencido que son sus enemigos y aunque el tema es fuerte, el libro nos hace pensar en quienes somos tras tanto sufrimiento. Aquellos que se niegan a dejar de ser humanos en Europa, África o Asia comprenderán que la destrucción debe traer también como resultado la reflexión. No podemos permitirnos más ser seudo-civilizaciones que cantan y celebran a la muerte que nos visita a veces por pura ambición, ceguera y soberbia de los que se sienten poderosos.
Hoy quise confesar que leo todo cuánto se pueda leer, que a veces leo aquello que sé que no celebrara mis creencias y me atrevo a poner en tela de juicio las convicciones que me han contribuido a forjar una identidad a lo largo de los años. Comentar un libro que nos entrega incluso con una elegante cuota de sentido del humor datos que nos alejan de la soberbia, de aquella inútil sensación de que moriríamos por defender la patria...la humanidad desde el comienzo de los tiempos permanece enferma y sin embargo puede ser que libros como éste sean parte de la tan necesaria cura.
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