Estos son días de
buenos deseos; hasta aquellos que nos subyugan el resto del año con sus bajezas
se detienen por un momento, y nos desean lo mejor. Se habla de sueños cuando
tantos no tienen más que su manchada realidad. Las vitrinas abundan en cosas
que no se necesitan y la gente corre a comprar lo que sea al precio que sea.
Mientras tantos yo me acuerdo de aquella niña que quería sillas para dejar de
sentarse en el suelo para navidad, del niño que adornaba su árbol con guindas y
con sus hermanas se las comían entendiendo que cena y regalo pueden ser a ratos
una misma cosa. Recuerdo aquellas navidades llevando bolsas con mercadería a
familias que nos esperaban para servirnos un juguito en sobre. Entonces
comprendo que la felicidad en estas fechas no está en la abundancia…está en
tener poco y agradecer todo cuánto se pueda compartir. No es rico quien más tiene; lo es quien menos necesita.
Q uiero hacer este homenaje ahora porque no quiero llegar con él cuando sea tarde. Remontarme a la infancia porque aunque resulte inapropiado, una irresponsabilidad de mis padres o quién sabe qué cosa....lo que más recuerdo de mi infancia son las coplas del dúo Quelentaro . Eran un conjunto en un comienzo (cosa que muy pocos en realidad saben) después pasaron a ser un dúo y gran parte de los años ochenta era solo Gastón el que cargaba con el pesado nombre del arte que para tantos de nosotros es enorme debido a que su hermano Eduardo tuvo que partir en palabras propias de ellos, a lejanas tierras. La poesía y la música de Quelentaro vienen de la tierra, se conecta con aquellos que a tumbos hemos ido caminando la vida. Su arte es decididamente más comprometido y menos masivo que el de otros cantores populares....pero este homenaje no es por lo artístico; es porque aunque ellos no lo saben del todo; mis propios caminos se han topado algunas veces con los de ellos. Cuando E...
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