He intentado expresarlo en verso, en prosa e incluso desde el pacifico acto que puede ser el silencio. He preguntado, comentado y jamás me han respondido quienes piensan lo que les dicen lo que se debe pensar; mucho menos aquella ridícula minoría que aún cree que se debe expresar nuestra rotunda oposición a la violencia haciendo uso de más violencia.
En mi pueblo chico se sigue matando y ocultando, sobreactuando y vociferando que cosas como éstas ya no deben suceder, que el respeto a los pueblos originarios es y seguirá siendo...la tierra que desde el inicio tuvo gente que convivía con árboles, ríos y volcanes sigue siendo vejada por aquellos que encapuchados imponen términos que solo pueden beneficiar a quienes quieren quedarse con tierras que nunca les han pertenecido.
No me es posible creer que 478 años después, la conquista, a pesar de los incrédulos, se siga intentando. La historia oficial declara que fue parte del pasado, que hoy se respeta incuestionable mente la visión cósmica de los pueblos originarios, sin embargo, y muy cercano a estos, nuestros años de democracia y tolerancia, nos damos el lujo de ignorar que hay apostado al sur del mundo un comando autodenominado jungla que alevosamente sigue matando comuneros por la espalda y torturando a quienes algo sepan del asunto...sean mujeres, ancianos o niños que todavía poco comprenden de éste y otros odios que dividen a los hombres.
Me provoca una sonrisa mordaz el leer que se reconocen las etnias y su derecho a enarbolar sus banderas sin permiso de autoridad alguna pero, que se sigue bregando por arrebatarles sus tierras. Incredulidad ante la sorpresa de algunos y algunas que alegan no conocer procedimientos que el poder ha naturalizado desde hace ya tantos siglos. Dicen que todo progreso tiene un costo, que no se pueden hacer tortillas sin romper los huevos...definámonos de una vez por todas; somos de aquellos que defienden que un país se construye sobre las ruinas de aquellos que fueron sus primeros habitantes o formamos parte de aquellos que de verdad se sienten orgullosos de que todavía existan fragmentos de lo que antaño fue.
Esto es apenas un esbozo de reflexión; una invitación a no mirar más hacia otro lado cuando la cosa se pone difícil.
Una cosa sí la tengo bien clara...puede que me equivoque, que para nada sea lo más conveniente aquello que pienso, pero nunca, absolutamente nunca estaré del lado de quienes mienten, manipulan y destruyen aquello que es evidente, de quienes todavía creen que su uso y abuso del poder les da derecho a destruir vidas y bosques. La mentira parece ser el segundo lenguaje de aquellos que quieren ser dueños de todavía más; tarde o temprano la verdad comienza a salir a flote. No sé qué tan bien preparados estén algunos y algunas para conocerla.
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