Otorguemos...leer la telurica obra de Pablo de Rokha no es precisamente fácil. Sus libros suelen ser difíciles de conseguir y no son precisamente baratos (no es un poeta "comercial" bajo ningún aspecto, es con mucha justicia "una autor de culto") razón más que suficiente para agradecer el guiño que hace a todos aquellos que quisiéramos que la poesía del hermano piedra llegase a tanta gente como sea posible, Ocho Bolas, una de banda porteña de punk que todo aquel que se precie de valorar la buena música alguna vez debiese escuchar.
Genio y figura es un disco de 2002 que hoy puede ser escuchado en directo y de manera gratuita (https://www.youtube.com/watch?v=m5qZiVYO6Uc) que nos acerca de estupenda manera a un poeta que de ninguna manera debiese permanecer en el olvido y el abandono. Una cosecha de rustica selección de los más accesibles textos de uno que para la masa no pasa de ser un poeta maldito. La selección se ve excelentemente enriquecida por la ejecución vocal y musical de la banda que sorprende al que más otorgándole una alegría inesperada si se piensa en que los textos musicalizados no son ni serán jamás textos considerados alegres (merito solo atribuible a las buenas intenciones del funk). Es una deleite oír estos inclasificable poemas que algunos hemos leído tantas veces, poder compartir la voz de uno que a pesar de su honradez seguimos casi sin conocer.
Si quien oye este disco decide buscar otros textos de Pablo de Rokha, si quien oye este disco siente que algo dentro de si se re acomoda, si se congratula a si mismo por venir oyendo punk hace mucho tiempo o por haberse quedado pensando en Pablo de Rokha como en un padre de aquellos que no tuvimos padres, es señal de que aún tenemos una mesa grande a la que estamos sentados tantos que nos indignamos y seguimos trabajando, no solo por el pan, sino que también en busca de la dignidad de una clase social que manipulada a la vez que engañada debiese diferenciarse hoy más que nunca de aquellos que, enajenados o enajenantes, buscan sacar partido de las miserias a las que nosotros mismos guardando silencio nos hemos condenado.
Comentarios
Publicar un comentario