Si en Francia se habían revelado los burgueses ¿por qué
no se habrían de rebelar en algún lugar del mundo los campesinos? Parecía
imposible, pero fue y fue tan grande la rebelión que determinó la historia del
siglo que se presume ha sido el siglo más violento desde que se llevan
registros de la irracionalidad de la que se supone es la especie racional por
excelencia.
La culpa, algunos dirán, fue de Carlos
Marx que había escrito aquello de que la historia del hombre era una
historia de lucha de clases y resultó ser tan cierta la cosa que, aprovechando
que los soldados del Zar estaban demasiado ocupados en los frentes de batalla
de la Primera Guerra Mundial, los bolchevique más resueltos que sus rivales los
mencheviques atizaron los antiguos dolores y miserias de los menos
privilegiados en una historia de explotación que tenía en Rusia una muestra de
lo que ocurría en muchos lugares del mundo. Vladimir Lenin y sus
disciplinados revolucionarios barrieron con los vestigios de su propia
monarquía. Hubo condenados a muerte y exiliados como ocurre siempre en estos
casos pensando en un bien mayor: el fin
de la explotación del hombre por el hombre, pero una vez más se enchuecó el
devenir de la cosa. Otra vez líderes que se miraban de reojo, la manipulación y
el ego que termina siempre por sobreponerse al bienestar de las mayorías en
favor de cada vez más pocos.
Demasiada sangre, demasiado dolor e
injusticias le costó a la humanidad esta revolución; no por sus ideas, ni por
quienes pretendieron dirigir el mundo nuevo que apenas se insinuó; fue la
vanidad, la codicia que es propia de algunos hombres que reinan o gobiernan
según sus propios pareceres y caprichos la que de tiempo en tiempo cobra en
dolor y sangre el progreso de la humanidad. Se impone reconocer que de no haber
sido revoluciones como ésta y otras que he nombrado, el mundo que habitamos hoy
no podría de modo alguno ser el mundo que es. Aquellos que a partir de entonces
quisieron ser y fueron los adalides del mundo libre tuvieron que reconocer la
perenne existencia de clases sociales, las miserias e injusticias a la que en
nombre de un mañana mejor, ya sea en la tierra o en cualquier tipo de paraíso,
se somete a quienes sobrevivieron y sobreviven con migajas de eso que llaman
cultura y educación.
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