Hace poco dicen que mi pueblo chico ya gastó todos sus recursos naturales...ya vendió era el anuncio que estaba esperando. Hubo gran revuelo por el anuncio del cambio de nombre una golosina que puede ser que ofendiera a una cada vez más grande masa de cristal que no se detiene ya a pensar acerca de las verdaderas razones que nos hacen personas. Una atleta de la alta competencia reconoce que no da más, no pocos reparan en las medallas que quedaran disponibles para que las alcancen otras atletas en vez de reparar en el profundo horror que afecta a lo que piensa, siente o ejecuta aquella mujer que solía ser un mediático ejemplo de la única perfección humana que nos puede ser concedida.
Hace unas semanas atrás se constituyó una asamblea que buscará escribir aquellas palabras que debiesen regirnos y reconocernos como un pueblo chico pero diverso y no ha sido poca la atención que suscita. Los medios, como suele ocurrir en estos casos, abusa de su rol informativo buscando como siempre empachar a quienes supuestamente informan con datos de dudosa importancia. Los constituyentes cometiendo los viejos errores del que se supone, buscamos alejarnos...humanos ante todo. Es muy difícil obrar verdaderos cambios, no imposible, pero difícil. Dificil movernos cuando la inercia de lo que ya conocemos o creemos conocer nos aconseja que nos quedemos quietecitos (as) únicamente en aquellos pensamientos, sentimientos o acciones que nos reafirman en lo que aseguramos es correcto.
Ante todo esto, ¿qué nos queda sino ejercitar nuestra flexibilidad de pensamientos? revisar las razones que nos hacen sentir lo que sentimos y afinar las acciones que no siempre nos acercan a las personas. En tiempos de crisis son cada vez más las personas que se están quedando solas. A pesar de sus familias, a pesar de sus redes, sus fotos y posteos que no dejan de ser una aproximación, no muy confiable por cierto, de quienes les siguen. Hace poco publiqué mi entrada 700, me acuerdo cuando cumplidos diez años de este blog me propuse no escribir más entradas. Cuando vi la cantidad de personas que leen estas irreflexiones que escribo y me di cuenta de que, siete años después, sigo teniendo aquellos cuatro seguidores que me acompañan desde siempre y que sigo escribiendo...es bueno saber que usted que lee no estará nunca solo o sola si piensa, siente y actúa de manera no demasiado reflexiva y que yo nunca escribiré solo para mi mismo mientras me siga leyendo una sola persona que no sea yo.
Comentarios
Publicar un comentario