Tengo pendiente una historia muy linda sobre Quelentaro. Puede ser que la haya demorado tanto porque delata en mí un romanticismo propio de quienes anhelamos y trabajamos pensando siempre en causas sociales. Puede que la haya demorado porque tiene que ver con una faceta no muy asociada al legado de los entrañables hermanos Eduardo y Gastón Guzmán...tal vez la postergué porque es una historia que consideré siempre muy mía cuando en verdad, siempre perteneció también a otros que amaron a ratos en silencio y a ratos enojados.
Escuché Tiempo de amor en un casete. Escribí la mayoría de sus canciones, cantos y poemas en hojas para poder leerlas a una mujer que por entonces yo amaba irremediablemente. Me acuerdo que una de aquellas tardes de otoño, que a ella siempre le gustaron tanto, le leí cada uno de los papeles escritos. Me acuerdo que me escuchó emocionada aunque muchos años después me dijera que no sabía que yo había estado enamorado de ella.
El disco de vinilo apareció en 1976; mis torpes declaraciones de amor las intenté entre 1993 y 1996. Cómo lamenté no haber sido yo quien escribiera Se me asoma tu nombre, no haber sido yo quién hubiese sentido antes aquel Cariño temprano y aquellos otros versos y cantos que no eran mios y de algún modo sí lo eran. Aquel amor, aquella inspiración no eran para ese momento de una vida que tendría que dejar pasar todavía muchos años para escuchar el primer te quiero. No fue un cariño maduro, pero fue un quererte largo dice uno de los versos...¡qué inevitablemente queréndones podemos ser aquellos que vamos pronunciando palabras asperas por los caminos de la vida!
Este es un trabajo bellísimo. Rustico a la vez que preciso. Voz certera de aquellos que nos sentimos representados siempre con las palabras y las guitarras de esos dos viejos lindos que todavía no logro hacerme a la idea que ya no están por las calles en las que una que otra vez coincidimos. Letras que todavía escucho estremecido de amor y de ternura pues a ella aún puedo frecuentarla. Está más linda y más sabia que nunca. Ahora no puede ni quiere ignorar que hace rato la quiero tanto. Hay un amor muy grande entre nosotros que no es un amor de esos que se marchitan con el paso del tiempo. Hay amores así, que de sencillos parecen amores perdidos, pero jamás se pierde cuando se ha amado.
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