Vals con Bashir es un documental israelí muy premiado. Se le ha reconocido y premiado por ser innovador a la vez que estremecedor en la reflexión que nos presenta. El medio, dibujos animados. Una técnica totalmente nueva en el año en que se estreno este intento de rescatar una parte de la humanidad perdida en un conflicto que para no pocos y pocas no es sino otra cosa que no se termina de resolver en el medio oriente. Noticias que han estado allí desde siempre (el conflicto comenzó a principios del siglo pasado y aún no ha podido ser solucionado), terrible, pero ajeno...por lo lejano del dolor, se entiende.
Asistimos a los recuerdos reprimidos de un soldado israelí (Ari Folman) que quedan de manifiesto debido al relato de un sueño que agobia a uno de sus camaradas de guerra. Ambos estuvieron en la matanza de refugiados palestinos en Sambra y Chantila, el Libano, en el año 1982. El sueño y los surrealistas recuerdos que frente a nuestros sorprendidos ojos van cobrando sentido, son un pasaje de ida al horror para el que ya nos habían ofrecido boletos otras obras audiovisuales que incluso son "citadas" en esta cinta de animación que puede ser cualquier cosa, menos una película para niños.
Las oníricas secuencias y la estimulante música rock que nos acompaña en este, extraño a la vez que estimulante, viaje merecen ser destacadas aparte del mensaje antibelicista que estamos presenciando y en el que nos hemos embarcado, junto a un protagonista, que viaja por el mundo y los recuerdos de otras personas que conocieron los hechos que él ha bloqueado y que precisa ordenar para comprender de mejor manera aquello que se nos puede llegar a quedar arrumbado en el subconsciente. Una obra de arte que, aunque dolorosa, merece ser aun más reconocida de lo que ya es.
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