Desde las primeras civilizaciones, la mujer, fue relegada a un plano inferior y hasta el día de hoy no se les ha podido dar igual trato que a los hombres. Ellas no son dignas todavía de oficiar una misa ni de recibir igual salario por el mismo trabajo. Se le golpea porque es débil y se le condena porque es libre. La mujer tiene hoy su día y hoy en día miles de mujeres no saben de una caricia. Al doble trabajo les damos el derecho; pero olvidamos besarles las heridas que injustamente les causamos.
No basta con pensar en ellas un día de tantos días de humillación y desprecio. A cuántos les importan las lágrimas que se derraman de impotencia cuando se es mujer y se es pobre. Sentirse morir un poco cuando los hijos pasan hambre o sienten frío. Qué difícil es salir adelante con los sueños propios cuando se anteponen los sueños de los seres queridos; ellas lo hacen más seguido de lo que nos damos cuenta.
Hoy es el Día Internacional de la mujer trabajadora ¿pero qué mujer no pasa trabajos por el solo hecho de ser mujer? ser mujer es ser ternura, es ser dedicación pero también es resiliencia. No piden sino lo que han ganado con sus esfuerzos, con el dolor que a ellas no es capaz aún de detenerlas. Lo menos que les podemos ofrecer hoy, y no sólo hoy, sino que todos los días, es el orgullo de ser dignos de sus esfuerzos y darles un beso por cada pena que guardan detrás de sus silencios. Aunque se nos olvida, las mujeres, son la prueba innegable de que algo superior existe; de otra manera ¿Cómo podríamos explicar el milagro de convertir el dolor en abrazos? la capacidad de convertir las lágrimas en rocío. En este día, aún sola, la mujer puede abrigar al corazón frío y puede regar la flor que el olvido marchita.
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