
Que bien han hecho su trabajo los que tienen el monopolio de las palabras, de las imágenes y el insano habito de sembrar el miedo entre los que tienen poco y trabajan mucho. Los medios de comunicación que nos dicen todos los días acerca de porque debemos desconfiar y tenerle miedo a nuestro vecino. Temerle al niñito que nació con la misma necesidad de cariño con que nacieron nuestros hijos. Lastima que la televisión o los diarios no nos hablan de reflexionar, nos hablan de tener MIEDO, es el fin de los tiempos. Antes, los que tenían dinero solo temían a que los que no lo tenían consiguieran por algún azar del destino una educación que les permitiera ser gente y pensar...eso que tan mal hacen los que poco tienen, y es que no es carencia de sentimientos o de anhelos de lo que sufren aquellos a quienes nos enseñan desde hace algún tiempo a temer. A esos, a los parias que el sistema engendra y abandona como hijos deformes, también le hacen falta afectos como a cualquier hijo de vecino.
Los despreciados de siempre hoy día son más insensibles que nunca, porque la raza humana es hoy en día más insensible que nunca, han aprendido los malos a ser más malos de los buenos, de esos que se refugian en su egoísmo de las injusticias que promueve un modo de vida donde el que tiene algo es alguien y eso incluso lo saben aquellos que educaron a esos mismos indeseables. Y es que la droga les ha desformado el rostro a los que ayer eran niños con sueños y emociones opacadas por el barro. Es poco lo que pueden hacer los que ayer creían en sus niños aparte de tener miedo. Miedo a que rompan el auto que se pagó con tanto esfuerzo, miedo a que les hagan algo por no darles una moneda en tiempos en que el dinero es de plástico, miedo a que se metan a las casa a sacar lo que no les costó meses y hasta años de trabajo. Y todo se resume en que los niños de ayer, en algún momento dejaron de ser niños (muy temprano casi siempre) y cambiaron la inocencia por el odio y la ternura por la envidia, las esperanzas se volvieron frustraciones y esos ojos que hoy los miran con miedo no son los ojos que ayer los miraron con amor y confianza. Los malos también tienen miedo, mucho miedo ha que algún día nadie les tenga miedo porque gracias al miedo funciona la cosa. Sus padres los alimentaron con miedo, sus profesores los educaron con miedo, los amigos fueron amigos del miedo y aunque hubo algunos que siempre creyeron en ellos, eran los menos porque es más fácil creerle a la televisión o a los prejuicios que al corazón.
No cabe duda, todos han hecho muy bien sus trabajo y ahora el estado más que nunca hará lo que manda el sistema actual de vida; construirá más cárceles para encerrar a los parias en los cuales no creyó cuando eran niños y más encima pobres. Porque para hablar de pobres todos se llenan la boca, pero con los pobres de lejito no más. No sé si estamos claros en que esos no son los delincuentes más peligrosos, a los más peligrosos los aplaudimos, los admiramos y los ponemos como ejemplo a nuestros niños y es que esos no son detestables, no al menos públicamente por que ellos no se ensucian las manos por menos de cinco millones y usan corbatas y tienen autos más caros que los nuestros a ellos los respetamos por que son lo que quisiéramos ser; son el éxito y el reconocimiento. Para no tener más miedo quizás no debamos mirar más ni a los desechados por la sociedad ni a los referentes para aquellos que se averguezan de pertenecer a esa clase que llaman pobres. A esos que llaman pobres yo los conozco, esos no tienen nada por lo tanto no viven con miedo, esos no tienen problema si de compartir el pan se trata. No nos equivoquemos, hay gente buena allá afuera, pero esa no le interesan ni a los diarios, ni a los noticieros. La gente que se esfuerza y lucha por un mundo mejor no es noticia.
No debemos confundir pobreza con delincuencia, no necesariamente deben ir de la mano. Estamos ciertos de que hay pobres nobles, son los dignos de admiración porque a pesar de su pobreza no culpan al que tiene un poquito más que ellos, sólo en lo material me refiero. El miedo ahí no sirve, muy por el contrario es donde se debe aprender a vivir sin las cosas que a los demás nos atan y por las cuales muchas veces nos quitan el sueño. Hay delincuentes también pobres, sí, es de temerles, pero hay también delincuentes que sin ser pobres son los opulentos de la sociedad los que usan corbata como bien lo dices y son tan temibles como los otros, en fin, con una sonrisa y con un poquito de caridad aún hay esperanzas de salvar a los que quedan, claro que se puede con empeño y con valentía, no con miedo, el miedo nos ata y no nos hace libres ni podemos hacer libres a los demás.
ResponderEliminarCierto; no debemos confundir pobreza con delincuencia. Gracias por tus conceptos.
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