
Hay quienes han vivido toda su vida en crisis y a muy pocos les importa, pero si ellos, los poderosos, se enfrentan a una baja en sus incontables acciones todos debemos preocuparnos. Ellos se encargan a través de los infalibles medios que con que cuentan de hacernos saber que habrá un alza de los precios en los productos que satisfacen las necesidades básicas porque estamos en crisis, que habrá que ajustarnos en los gastos (como si nos sobrara el dinero) porque estamos en crisis. Que la crisis la paguen los que tienen el dinero; porque una cosa es segura, ésta y las otras caídas de la bolsa siempre las pagan los que menos tienen. No digamos tanto las clases bajas como las clases medias. Los poderosos no sufren alzas en el combustible porque son los dueños o son amigos de los dueños de los depósitos de petróleo, no ven bajar la cantidad de productos que ponen en sus canastas familiares porque son dueños o son amigos de los dueños de los supermercados. La crisis en realidad para ellos no existe, es a penas otro de sus negocios; un negocio que emprenden para justificar despidos por necesidades de la empresa, para subir los intereses de los que compran sus sueños a crédito. Llaman a moderar el consumo por guardar las apariencias, después de todo y nada, es tanto lo que tienen guardado en sus arcas que no es gran cosa que por un tiempo se gane menos, porque ganar es algo que ellos no pueden dejar de hacer; el circo debe seguir, y con mayor razón cuando falta para el pan.
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