La Edad de Oro (Cuba;1889)
Un ejercicio de amor y verdadero respeto por los niños de América el que desarrolla en cuatro números José Martí. En medio de los revueltos días en que Cuba preparaba la lucha de su primera independencia, el poeta pensaba en cómo hablarle a los niños sobre un mundo que aguardaba para ser descubierto por ellos.
Replata de textos e ideas frescas aún hoy que desde su aparición ha pasado tanto tiempo. De la presentación y el lenguaje sería un delito no escribir que son el resultado de un trabajo prolijo y cuidadoso, un verdadero ejemplo de literatura que toma en cuenta que el público al que va dirijido, no por pequeño adolece de inteligencia.
Desde el primer número, en la gratificante presentación de la revista, se puede hayar una declaración de principios acerca de el desafio que conlleva ser niños. Es una invitación a ver el mundo con despejados ojos y despierta conciencia de que vivimos en sociedad, de que existe un bien universal que se llamacultura y que todos los niños, no importando su origen deben cuando menos alcanzar a vislumbrar.
En el libro que nosotros podemos conseguir hoy en día se encuentran reuni
dos los cuatro números y nos encontramos con uno de los primeros intentos por reunir en un mismo libro para niños cuentos, ensayos y poesía, además de lo ya escrito; interezantes ilustraciones. Un ejemplo claro del regalo que nos dejaron aquellos a los cuales precisamente los cubanos de aquel tiempo querían expulsar de sus tierras; los colonizadores españoles se fueron pero aquí quedaron sus palabras, palabras que unidas una con otras hizieron posible el nacimiento de la Edad de Oro, revista que en solo cuatro entregas dejaría un solido legado de creatividad, responsabilidad y libertad para los niños de hispanoamerica.
Niebla (España; 1914)
¿Podrá existir en términos literarios una nivola (como le llama su propio autor) más fascinante que ésta?. Nos desarma la manida estructura que de la novela suelen entregar las academias, nos reta a descifrar acerca de cuál será el fin de su protagonista y nos hace parte de las dudas existenciales del propio Miguel de Unamuno, autor fundamental de las letras hispanoamericanas.
El otro legado de los conquistadores es la fe, tema tan manoseado y manipulado como manipuladores existen; y al respecto, pocas obras tan decidoras acerca de Dios, la inmortalidad, la rebeldía y el sentido de independencia mental y espiritual como esta historia de un inconforme llamado Augusto Pérez.
Es claro que esta obra fue visionaria e inspiradora con respecto a la manera en que entendemos la relación entre vivir y el arte. Nos entrega cavilaciones dignas de tener en cuenta, encuentros y desencuentros que nos llevan a plantearnos incluso a nosotros mismos cuál es el verdadero sentido de existir y de habitar los tiempos en que nos toca vivir.
Era esperable que a los empaquetados literatos de aquel tiempo esta obra les pareciera un arrebatado insulto a la sagrada misión del literato. Unamuno, siempre supo como desmarcarse de tanta inútil escuela y nos dejo en Niebla un legado de libertad artística que seguro prevalecerá en el acervo cultural ya no solo de la lengua hispanoamericana, sino que también en la de la humanidad toda.
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