El mayor merito de las redes sociales es que el que desee hacerlo puede escribir; ahora como nunca hay espacios para que las personas expresen todo lo que sienten, pero es una lástima que la mayoría de quienes escriben no digan nada.
Escribir desde la rabia es tan o más inútil que escribir desde la ignorancia; es como ponerse a cantar a mediodía en medio de la ciudad. Escribir desde el amor debe hoy más que nunca ser un ejercicio que se aleje tan solo de saborear el azúcar; mirar y constatar todo cuánto hay por decir, pero de una vez por todas también intentar parecernos a nuestras palabras.
Hay tanta gente escribiendo que ya casi no quedan lectores y sin embargo, si usted escribiera menos y leyera o escuchara más, es seguro que siempre encontrará a alguien que necesite expresar lo que piensa o siente y no había encontrado el modo; ese alguien puede que lea alguna tarde lo que usted escribió y piense- justo es esto lo que yo quería decir y no sabía cómo - y entonces usted y lo que escribe aunque no sea tan seguidos ni obtengan tantos pulgares levantados, encontraran sentido.
No sirve escribir de odio entre odiosos, ni endulzar el jarabe para que los alérgicos a la realidad no sufran sus tan escandalosas recaídas. Escribir o hablar cuando no otorgar paz al menos debiera resultar en una pequeña cuota de tranquilidad; es tanto lo que se debe decir y tantos lo que repiten sin detenerse a pensar que lo que escribimos debiese al menos expresarle algo nuevo a quien nos lee.
Es verdad que muchos deben aún ser remecidos, expuestos y denunciados; pero esto no es un fin si no un medio...hay demasiada gente señalando los defectos de los otros cuando el acto de revisión todavía está pendiente en nosotros mismos. Quien habla o escribe debe cuidarse mucho de no convertirse en aquello que tan iracundamente desprecia, y eso solo se puede lograr con la calma de observar y escuchar. (no se confunda eso si la calma con la pasividad o la resignación, esos son otros males que no vienen al caso).
Por último; hay demasiados que escriben guiados por su vanidad. Haga el intento de escribir para no ser leído, es extraño, no cabe duda . Escribir para explicarse a si mismo y cuando sienta que ya no importa que lo que dice o escribe lo diga o escriba usted o cualquier otra persona, recién comprenderá que leer es una necesidad de quienes pretenden escribir y que quien más escribe no es quien dice mayor cantidad de cosas.
Escribir desde la rabia es tan o más inútil que escribir desde la ignorancia; es como ponerse a cantar a mediodía en medio de la ciudad. Escribir desde el amor debe hoy más que nunca ser un ejercicio que se aleje tan solo de saborear el azúcar; mirar y constatar todo cuánto hay por decir, pero de una vez por todas también intentar parecernos a nuestras palabras.
Hay tanta gente escribiendo que ya casi no quedan lectores y sin embargo, si usted escribiera menos y leyera o escuchara más, es seguro que siempre encontrará a alguien que necesite expresar lo que piensa o siente y no había encontrado el modo; ese alguien puede que lea alguna tarde lo que usted escribió y piense- justo es esto lo que yo quería decir y no sabía cómo - y entonces usted y lo que escribe aunque no sea tan seguidos ni obtengan tantos pulgares levantados, encontraran sentido.
No sirve escribir de odio entre odiosos, ni endulzar el jarabe para que los alérgicos a la realidad no sufran sus tan escandalosas recaídas. Escribir o hablar cuando no otorgar paz al menos debiera resultar en una pequeña cuota de tranquilidad; es tanto lo que se debe decir y tantos lo que repiten sin detenerse a pensar que lo que escribimos debiese al menos expresarle algo nuevo a quien nos lee.
Es verdad que muchos deben aún ser remecidos, expuestos y denunciados; pero esto no es un fin si no un medio...hay demasiada gente señalando los defectos de los otros cuando el acto de revisión todavía está pendiente en nosotros mismos. Quien habla o escribe debe cuidarse mucho de no convertirse en aquello que tan iracundamente desprecia, y eso solo se puede lograr con la calma de observar y escuchar. (no se confunda eso si la calma con la pasividad o la resignación, esos son otros males que no vienen al caso).
Por último; hay demasiados que escriben guiados por su vanidad. Haga el intento de escribir para no ser leído, es extraño, no cabe duda . Escribir para explicarse a si mismo y cuando sienta que ya no importa que lo que dice o escribe lo diga o escriba usted o cualquier otra persona, recién comprenderá que leer es una necesidad de quienes pretenden escribir y que quien más escribe no es quien dice mayor cantidad de cosas.
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