Nunca supieron que me escapé por la ventana; ni que tenía serios planes de no volver. Tenía por entonces muy pocos años para entender que aunque lo encontrara, mi papá no volvería jamás a la casa...puede ser que fuera en busca de mi papá pues mis hermanas y yo estábamos cansados de esperar un regreso que no veríamos jamás...pero me encontré con ella que expandió de golpe el estrecho mundo de mi infancia...él se fue de noche; por eso fue de noche que lo salí a buscar.
La noche no era tan fría como decían y era larga. Se estiraba por las calles vacías acariciando el lomo de los perros que lloraban un más grande abandono. Hablaba con un viento suave que invitaba a caminarla...me olvidé de mi padre y me embriagué de cosas nuevas...seguí aquella enorme moneda que tintineante me miraba desde arriba; fue su luz la que me guió de vuelta a la casa. Me enamoré de ella, le prometí salir a verla de tanto en tanto y entonces nos hicimos novios.
La noche es más bella cuando todo es silencio en el mundo dormido. Cuando la luna lava algunas penas que nos duelen cuando en nuestras vidas todavía es demasiado temprano.
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