En cierta entrevista concedida a un director frances de mucho renombre, Alfred Hitchcok dijo que La sombra de una duda era su pelicula favorita. No es menor si es que reparamos en que no es precisamente una de las películas conocidas del maestro del suspenso. Pero cuando se le ha visto se puede llegar a entender el porque de esta predilección.
El peligro normalmente lo entendemos como algo externo y es dentro de nuestro hogar donde nos sentimos más seguros; es alli donde permitimos aflorar nuestras más fragiles facetas; Tal es el caso del cariño por un familiar que regresa a nuestras vidas tras un largo tiempo. Es el caso de Charlie, una muchacha que asiste al regreso de su tío por el cuál siente una devoción especial. Lo atractivo en el cine de Hitchcok es que los recobecos humanos son inexplorables y es asi como la muchacha va poco a poco descubriendo que su adorado tío no es en realidad alguien tan adorable.
No les arruino nada si les cuento que el tío Charlie (sí, que gracioso, el tío y la sobrina se llaman igual) es un asesino y la muchacha lo descubre. Es ahí donde asistimos a lo mejor de la película. La lucha interna entre el cariño y el miedo hacia su tío por parte de la sobrina. La inquietud en el sentir que el peligro está dentro de la casa, de saber que su tío también se ha dado cuenta de que su secreto ha sido descubierto. Asistir a la perdida de la inocencia en lo que respecta a ver el mundo por parte de una niña que al termino de la historia debe decidir.
Una obra de arte sin la necesidad de grandes estrellas del cine, cómica a ratos, irónica casi siempre, pues es la historia de dos almas gemelas que de no mediar este encuentro hubiese seguramente acabado igual.
Excelentes actores eso es lo que vemos, música que inquieta y fascina, un guion solido en todo momento y un manejo del suspenso digno de un director que será considerado siempre como el mejor en lo referente a este tipo de cine.
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