En los noticiarios vi a algunos turistas que de paso por estos suelos se encontraron de lleno con las celebraciones de los 202 años de independencia. Estaban por cierto fascinados ante la devoción que aparentemente aquí sentimos por nuestro país; es increíble que celebren cinco días, que coman, bailen y beban con tales expresiones de alegría. En nuestros países tan solo celebramos el día y no somos tan felices como ustedes lo son aquí; alguno al periodista de turno le decía.
Lo cierto es que aquí el patriotismo es bien ambiguo y creo que en gran parte de nuestro continente lo es. En nuestros países vivimos cotidianamente mirando al suelo, masticando un resentimiento que a pesar de los economistas podemos comprender por el hecho de que las cifras de crecimiento poco o nada tienen que ver con las mejores condiciones de vida. En estas tierras con más o menos crecimiento económico se siguen multiplicando las desigualdades y a pesar o debido a eso; celebramos.
Estas son fechas que nos igualan un poco. Los dueños de todo se visten y comen lo que comen y visten aquellos que tienen nada. El aire se impregna de aromas y sonidos que son propios tan solo de estos días. La gente corre y está convencida de que debe tomar aquel brebaje que está de moda, comer aquella masa con carne y cebollas que todos comen por que es un plato nacional, poner carne en un fierro o en una parrilla y bailar aunque sea una vez el baile nacional porque o si no, como que algo le faltara, como que no formara parte de algo muy importante cuando cotidianamente no formamos parte de nada.
Somos raros, hay que reconocerlo, ahora que predomina como nunca la gastronomía extranjera entre nuestros gustos, ahora que tomamos más whisky y vodka que esos tragos que por estos días gozan de tanta demanda vienen a visitarnos estos embajadores de otros mundos; más flemáticos, ordenados y puntuales. Vienen y se encuentran con nosotros tan festivos y sacadores de vuelta. Si tan solo supieran que no es el amor a la patria lo que alimenta esta fulgurante e incombustible deseo de celebrar (o será olvidar) por un rato, mandar todo a buena parte y relajarnos porque hace rato que no podemos hacerlo.
Los turistas se marcharan sin enterarse nunca de que no hay nadie más escandalosa para celebrar que aquellos que viven reprimidos.
Eate post no tiene nada que ver con tu entrada es solo para escribirte el "Post Data" sobre mi opinión de la película:
ResponderEliminarahí va:
Pd. "mas fome el final!!!"
Saludos, cuando te vea hablamos.