A veces sucede que uno se sienta a ver una película con la única ambición de entretenerse un buen rato y es sorprendido por obras capitales de un genero determinado que no solo entretienen, si no que también asombran y dejan pensando más allá de lo que dura la película. Tal es el caso de Perdición, obra de arte de la intriga y el suspenso; lo que se conoce como cine negro.
Es una de las notables cintas dirigidas por Billy Wilder uno de los directores más reconocido de la cinematografía norteamericana. Trata de una esposa (Barbara Stanwyck) que manipula vilmente a un obnubilado vendedor de seguro (Fred Mc Murray) con el fin de matar a su marido y cobrar un seguro. Todo se complica en un ir y venir de situaciones dignas del cine de los grandes del suspenso cuando aparece un detective (Edward G. Robinson). Las actuaciones principalmente de estos tres protagonistas son memorables, el guión, basado en un hecho real está convenientemente escrito y cuenta con una música que nos envuelve inevitablemente en el espiral de violencia que el director nos propone.
Es cine en blanco y negro, transgresor para la época, tal vez un tanto lento para el espectador de hoy tan acostumbrado a los efectos especiales y a la acción trepidante. Sin embargo es como antes insinué una obra capital del suspenso, incluso a la altura de otros con bastante más renombre. Los giros de la historia son muy sorprendentes y guardan sorpresas incluso hasta el final. Una película difícil de olvidar.
Es una de las notables cintas dirigidas por Billy Wilder uno de los directores más reconocido de la cinematografía norteamericana. Trata de una esposa (Barbara Stanwyck) que manipula vilmente a un obnubilado vendedor de seguro (Fred Mc Murray) con el fin de matar a su marido y cobrar un seguro. Todo se complica en un ir y venir de situaciones dignas del cine de los grandes del suspenso cuando aparece un detective (Edward G. Robinson). Las actuaciones principalmente de estos tres protagonistas son memorables, el guión, basado en un hecho real está convenientemente escrito y cuenta con una música que nos envuelve inevitablemente en el espiral de violencia que el director nos propone.
Es cine en blanco y negro, transgresor para la época, tal vez un tanto lento para el espectador de hoy tan acostumbrado a los efectos especiales y a la acción trepidante. Sin embargo es como antes insinué una obra capital del suspenso, incluso a la altura de otros con bastante más renombre. Los giros de la historia son muy sorprendentes y guardan sorpresas incluso hasta el final. Una película difícil de olvidar.
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