Les dije que ponerles nombres elegantes, de ninguna forma cambiaba el significado de las cosas; como aquella vez en que se les ocurrió decirles asesoras del hogar a las sirvientas o cuando empezaron a llamarles pobres a los indigentes.
Cuando vinieron esas señoras del consorcio y juntaron a los vecinos en la sede social para explicarles que de ningún modo el proyecto de relleno sanitario era un vertedero y los vecinos sabían que eso no podía ser otra cosa que una mentira. Sin embargo que podían hacer los más radicales cuando el proyecto significó para muchos puestos de trabajo, una sala cuna para las madres que no tenían elección con respecto a trabajar.
Fue instantáneo; los característicos aromas fueron cambiando, el agua que regaba los campos tomó un color extraño y definitivamente las tardes estuvieron plagadas de moscas. Al principio hasta llevaban a los niños de las escuelas cercanas para que fuesen testigos de los modernos tratamientos que se les hacían a las toneladas de basura que venían desde las comunas capitalinas. Se organizaron concursos y hasta un calendario hicieron con los dibujos de los niños con el cual adornaron las recepciones de muchas oficinas públicas del pueblo chico.
No importaba tanto lo que inevitablemente todos sabían o al menos presentían cuando el dinero compraba cosas que a la comunidad le servían y así fueron pasando los años, la basura dormía en los cerros molestando a menos gente cada día. A la contaminación también se le dice progreso; y se contaminan las periferias porque parecen vivir allí los que menos importan o porque son los que más rápido se adaptan y siguen adelante...
El viejo estaba enojado; pero que se le va a hacer; si ya nadie escucha lo que dicen los viejos....peor si son pobres.
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