Cada año con sus meses y sus días trae consigo nostalgias de días, meses y años donde creíamos que podíamos ser distintos. Este 2017; para mí, viene repleto de evocaciones que no quisiera dejar pasar.
Hace quinientos años un fraile agustino inicia una reforma que acercaría de una vez por todas a
aquellos que dicen amar al prójimo al origen de las sagradas enseñanzas. Con 95 tesis derrumbo la corrupción de aquellos que administraban todo tipo de riquezas aprovechando la credulidad, la inocencia y los miedos de almas que hasta entonces no dudaron en voz alta para no ofender aquello que desde el comienzo de los tiempos ha sido lo más sagrado; es decir lo que se adora porque no se conoce.
Hace cien años estalló una revolución que para bien o para mal, cambio el mundo tal como lo conocemos. Por primera vez los postergados tendrían voz, manos y rostros. Las iglesias, los estados y cada humano que vivió y vivirá hubo de asumir la existencia del dolor, el desamparo y la pobreza material a que se condena a vivir de una u otra manera a tanto ser humano. Nació una mujer volcánica en su arte, inclasificable, ineludiblemente en su aporte artístico a otros que después vinieron. Sola casi siempre fue por el mundo, porque solos han de caminar aquellos que no renuncían nunca a sus principios.
Hace ochenta años los aviones de dos ejércitos embrutecidas por el delirio bombardearon y
acribillaron a cientos de hombres, mujeres y niños como vil ensayo de cómo sería posible en un futuro no muy lejano arrasar con las ciudades de naciones consideradas enemigas. Maquiavelico destino no las guerras que fueron y que serán. Mueren por montones los inocentes y las costras que cubren el dolor ni siquiera terminan de cicatrizar.
Hace cincuenta años nació una de las mujeres a las que más he amado y se mató la misma que había
nacido hace cien años y es una de las que más he admirado. Una sin alcanzar a comprender porque el miedo nos puede jugar muy malas pasadas y la otra sin lograr entender como el arte sin etiquetas, humilde y verdadero, no era, ni será reconocido ni por los que ostentan el poder ni por aquellos que ciegos y mudos aplauden sucedáneos de la libertadora creatividad. Se publico una novela que de tan libre y soñadora, sigue liberando el espíritu de quienes caminan a través de sus páginas por las calles de un pueblo coloreado de realismo mágico. Estalló la revolución musical de cuatro muchachos ingleses que desde allí transformarían lo que se conoce como música comercial y asesinaron el rostro de los ideales que fueron y desde aquella muerte nunca más serán, porque sigue siendo más fácil matar que soñar.
Hace diez años escribo estas palabras...hacía el futuro; este será el año en que publiqué oficialmente algunos de mis libros y en el que me propuse nunca olvidar quién soy y hacia donde mis pasos, mis palabras y mis actos siempre quisieron ir.

aquellos que dicen amar al prójimo al origen de las sagradas enseñanzas. Con 95 tesis derrumbo la corrupción de aquellos que administraban todo tipo de riquezas aprovechando la credulidad, la inocencia y los miedos de almas que hasta entonces no dudaron en voz alta para no ofender aquello que desde el comienzo de los tiempos ha sido lo más sagrado; es decir lo que se adora porque no se conoce.
Hace cien años estalló una revolución que para bien o para mal, cambio el mundo tal como lo conocemos. Por primera vez los postergados tendrían voz, manos y rostros. Las iglesias, los estados y cada humano que vivió y vivirá hubo de asumir la existencia del dolor, el desamparo y la pobreza material a que se condena a vivir de una u otra manera a tanto ser humano. Nació una mujer volcánica en su arte, inclasificable, ineludiblemente en su aporte artístico a otros que después vinieron. Sola casi siempre fue por el mundo, porque solos han de caminar aquellos que no renuncían nunca a sus principios.

acribillaron a cientos de hombres, mujeres y niños como vil ensayo de cómo sería posible en un futuro no muy lejano arrasar con las ciudades de naciones consideradas enemigas. Maquiavelico destino no las guerras que fueron y que serán. Mueren por montones los inocentes y las costras que cubren el dolor ni siquiera terminan de cicatrizar.
Hace cincuenta años nació una de las mujeres a las que más he amado y se mató la misma que había

Hace diez años escribo estas palabras...hacía el futuro; este será el año en que publiqué oficialmente algunos de mis libros y en el que me propuse nunca olvidar quién soy y hacia donde mis pasos, mis palabras y mis actos siempre quisieron ir.
Comentarios
Publicar un comentario