No sé porque me acuerdo de aquel hombre con muletas que vendía boletos de la lotería en la Plaza de Armas, gritándonos al paso y como si no vistiese harapos que los boletos que tenía eran los de la buena suerte. Del viejito pascuero que en víspera de navidad pedía monedas en Mapocho diciendo que era para regalarse un vinito. Me acuerdo de los carabineros golpeando sin motivo alguno a las personas que alteraban las ventas de no una, sino de muchas avenidas con su inconformismo. Me acuerdo de los que en Peñalolén tuvieron frío cuando era invierno y de los que en tantas poblaciones tenían y tienen que cargar con el estigma de ser personas de última clase. De los que ahorraron muchos años y recibieron casas mal construidas y de los que marchaban por educación de calidad y eran incapaces en el trasporte público de dar el asiento a las personas de mayor edad.
De todas esas cosas y muchas otras me acuerdo ahora que es verano. Ahora que la gente habla de dietas, de los espectáculos, de las vacaciones y de todos los circos que cuando nos disponemos a olvidar son.
La memoria aveces me juega malas pasadas, no es que no quiera descansar ni mucho menos evitar que no descansen los demás. En verano son más nítidos los colores y mi memoria hace rato que no transmite en blanco y negro.
La memoria aveces me juega malas pasadas, no es que no quiera descansar ni mucho menos evitar que no descansen los demás. En verano son más nítidos los colores y mi memoria hace rato que no transmite en blanco y negro.
Comentarios
Publicar un comentario