Hace diez años atrás se conmemoraron los cien años de uno de los hechos más simbólicos de la historia obrera del país en que nací. Es de aquellas historias que se busca explicar, de aquellas cifras que se busca modificar. Hace diez años yo recién había comenzado este blog y no sabía muy bien qué es lo que quería compartir; pero ahora que parece que historias como estas están destinadas al olvido; escribo sobre ella...
El 21 de diciembre de 1907 culminó un largo proceso de movimientos sociales en una escuela de Iquique. Las demandas, las mínimas, la respuesta de los poderosos; el mismo desprecio que de una u otra forma fue y a seguido siendo a lo largo de la historia. Los uniformados, como nunca al servicio de aquellos que ostentan el dinero y la soberbia. Las victimas; miles de obreros, mujeres y niños sin color, religión o nacionalidad...
Que por qué me acuerdo de esta historia ahora. Porque creo que hoy son muy finos los hilos que condenan a las mayorías a la ignorancia (en estos tiempos de lo políticamente correcto, los balazos serían muy mal vistos) porque como nunca parece como si nadie fuera pobre y todos fuéramos parte de un progreso que favorece todavía a muy pocos. Porque hace diez años comenzaba a dar lo mismo quien gobernara y porque hace algunos días quedaron aún más claras tantas cosas que son para aquellos que quieran ver y escuchar.
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