Para nosotros que fuimos niños en los años ochenta en aquel siglo que pasó hace tan poco y sin embargo parece tan lejano...la película era una sola y se llama La Guerra de las Galaxias. La primera parte fue hecha el año 1977 y luego hicieron dos partes que concluían aquella historia de un tal George Lucas que mezclaba vaqueros, con samuráis y planetas a partir de entonces más que probables. La vimos la mayoría en la televisión y en blanco y negro, muy pocos afortunados las vieron en el cine, porque aquellos tiempos, como escribí, parecen muy lejanos. Poco o nada sabíamos de poder ir al cine o de la mercadotecnia, ni de sagas que son grandes negocios y que parecen destinadas a nunca acabar.
Al igual que con King Kong (1933); la experiencia era muy similar a jugar como solo creíamos que se podía jugar con la imaginación. Ante nuestros incrédulos ojos volaron naves espaciales, brillaron sables de luz y caminaron robots tan o más humanos que muchos humanos que hasta entonces habíamos conocido. Repentinamente las maquetas eran cine, los rebeldes y los pilluelos eran buenos y conocimos un woki llamado Chubaca que no hablaba nada pero que aún asi nos parecía bastante convincente. Algunos alucinaron mucho más allá de su infancia y se volvieron seguidores fieles de la fuerza.
Como película propiamente tal; una revolución ya por la mayoría conocida. Insisto en la pureza con que presenciamos esta película que por lo visto a envejecido demasiado bien gracias a los retoques digitales que cada cierto tiempo le da su creador; pero que mucho más allá del mega negocio en que se ha transformado es un ejercicio de imaginación pura, una película que sin pretender se volvió más que un fenómeno cultural que atravesó generaciones. Sus tres protagonistas principales: Mark Hamill, Carrie Fisher y Harrison Ford fueron y son mega estrellas, piedras inaugurales de una mitología que se desborda por medio de incontables vertientes.
Incluso se dan el lujo de tener como mentor y maestro al mismísimo Alec Guinness (Obi-Wan Kenobi) que murió pensando que había participado de un bodrio sin pies ni cabezas; pero ya ven. Es una maravilla de la que hay tanto escrito; una oda al cine como entretención y ejercicio de escapismo, la extraña necesidad de volverla a ver cada cierto tiempo y continuar con una que pre-cuela o una secuela de esas que hoy se producen en cantidades tan desproporcionadas como de dudosa calidad.
Como dicen; todo tiene un comienzo; éste siempre lo podremos encontrar en una galaxia muy, muy lejana donde no importando cuantos años hayas cumplido, seguirás siendo para siempre un niño.
Como dicen; todo tiene un comienzo; éste siempre lo podremos encontrar en una galaxia muy, muy lejana donde no importando cuantos años hayas cumplido, seguirás siendo para siempre un niño.
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