Me contó un niño llamado Tabaré que había habido una vez un pino en medio del bosque. Como las de los demás pinos, todas sus hojas eran verdes, pero dicen que el pino no quería que sus hojas fueran como todas las hojas de los pinos. Entonces cambió sus hojas e hizo que sus nuevas hojas fueran de oro.
Cuando era la media noche, vino un ladrón. El ladrón vio en medio del bosque que había un árbol que tenía sus hojas de oro, entonces robó todas las hojas del árbol. Cuando amaneció el pino empezó a llorar; vio que ya no tenía sus hojas, que se había quedado desnudo.
- ¿Entonces qué voy a hacer? -dijo el árbol.
- Mejor voy a hacer que mis hojas sean de vidrio para que ya no las roben- dijo.
Entonces le salieron, esta vez, hojas de vidrio.
Dicen que por la tarde vino un viento muy fuerte que al pino le quebró todas sus hojas.
Por eso que el pino se preguntó:
¿Qué voy a hacer? Robaron mis hojas de oro, rompieron mis hojas de vidrio, mejor me voy a quedar con mis hojas como eran antes para que ya no me las roben ni me las quiebren.Es por eso que las hojas de los pinos que hay en el bosque son ahora todas verdes.
(*) Este texto está basado en un relato de la comunidad Jolik´Alum que aparece en el libro Había una vez una noche (Cuentos, leyendas, historias desde las montañas de Chiapas) escrito por los y las estudiantes de la ESRAZ (Escuela Secundaria Rebelde autónoma Zapatista) guiados por el laboratorio AQ 16 (Centro social italiano).
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