No deja de ser curioso que siendo este el libro más famoso de Eduardo Galeano, que siendo tan importante para el devenir de los auto proclamados liberadores de Latinoamérica y siendo tan adepto yo a este tipo de literatura en mis años de adolescencia, no hubiese leído todavía Las Venas Abiertas de América Latina. Es curioso que varios años después de haber escrito este libro su propio autor declarara que no lo volvería a leer. Que cierto gobernante caribeño le haya regalado una copia en español a cierto gobernante afroamericano que leía y lee en inglés y que bien poco hizo por cambiar la dinámica de dominación capitalista que la tierra grande del norte ejerce en las partes de su patio trasero donde le dejan hacer y deshacer como antaño dejaron hacer y deshacer a los reinos europeos los estupefactos pueblos originarios tras constatar que toda oposición resultaría vana.
Libro que parece haber nacido para ser prohibido en las tierras donde marcaban el paso y lo siguen marcando las mayorías de las gentes que debió despertar esta magna obra que cansó en su momento a su propio autor que, más maduro o reposado, escribía libros mucho más livianitos o menos enciclopédicos al momento de declarar que no podría volver a leer el libro más vendido, comentado y prohibido de su carrera literario- periodística. Los militares, tan cuadrados como casi siempre, terminaron siendo los mejores agentes literarios al prohibir este compendio de crónicas, historias y reflexiones acerca del desvalijo de recursos naturales para el que parece haber sido destinado el continente latinoamericano en la historia del mundo.
No se amilanen por sus más de cuatrocientas páginas, ni por el tratamiento inacabado (según palabras del propio autor) de la economía que por entonces (1971, plena Guerra Fía) se llevaba, y que todavía se lleva, con precisas y oportunos ajustes al día de hoy. Puedo garantizar que aunque es uno de los primeros, sigue siendo todo el rato un libro de Eduardo Galeano, que más de una vez he dicho y escrito que es lo mismo ameno que entrañable (de hecho, las reflexiones que él mismo hizo acerca de su propio libro varios años después de escribirlo dan prueba de esto). Puede que tanto dato estadístico y anotaciones a pie de página amedrenten a más de alguno o alguna, pero créanme que los únicos que debiesen amedrentarse son aquellos que ya saben que libros como estos son caldo de cultivo para los reformadores de todo tiempo y futuro, pero no temen, porque saben que cosas como estas se diluyen en coca cola y que, muy a pesar de nuestras certezas, ellos seguirán siendo dueños del mundo.
Pero no esta nada mal darle una revisadita a esta verdadera piedra fundacional de mucha literatura que vendría y correría la misma suerte. Pan para esnobistas, cita obligada para los revolucionarios de oficina y cómo no...otro libro que permanece lejos, muy lejos de sus más urgentes destinatarios. Hubo y hay necesidades mucho más prioritarias para los campesinos, los trabajadores y los descendientes de los primeros habitantes de estas tierras que leer libros. Usted que puede hacerlo, no debiese dejar pasar por nada del mundo la oportunidad de leerlo para confirmar algo que de seguro ya sabe, pero que no tenía los fundamentos lierarios para asegurarlo.
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