La idea de patria, esa con banderitas, desfiles militares, pifias en los estadios y menosprecio por los países con retraso económico no me provoca ningún tipo de orgullo.
No creo que amar a la patria consista en
repetir vacíos rituales; como saludar a las estatuas o pasar marciales ante
autoridades que a veces ni siquiera entienden la diferencia entre amor y
conveniencia.
Yo amo la tierra, a la gente que se parece
a mí, los que trabajan mucho para que su pedacito de país avance hacia la
dignidad. Respeto al que les enseña a los niños y a las niñas los fatales
resultados de nuestros errores cuando por venerar una idea errada de patria
avasallamos a los débiles con soberbia furia.
No soy capaz de entender la diferencia
entre personas trabajadoras de cualquier país, que ajenas al conveniente
chovinismo de los que ensalzan a la patria como un bien común, laboran de sol a
sol tratando de que a sus hijos e hijas no les falte lo esencial.
Los niños y las niñas de nuestro continente
son felices jugando en los parques. Si por alguna razón nos ausentáramos los
adultos ¿cuánto creen que demorarían ellos y ellas en derribar las fronteras?
con el solo fin de ir a jugar con los que se alegran de tener un parque con
resbalines y columpios para compartir. Ya sé que me llamaran iluso por esta
imagen, algunos argumentaran que es necesaria la propiedad privada y asegurarle
a quién se esfuerza el resguardo de aquello que tanto le ha costado ganar…pero
y los que aun esforzándose siguen teniendo muy poco, y los ignorados, los
olvidados en estas fiestas que se avecinan…
La parcial independencia política de
América latina está pronta a cumplir en varias partes doscientos años ¿cuántos
logros verdaderos se han de celebrar, si aún se roba y se persigue a los
habitantes originarios de estas tierras?, si la educación sigue siendo
clasista, los bancos y las multitiendas roban a gusto y los medios de
comunicación divulgan un pequeño mundo donde no alcanzan a llegar todos.
Habemos algunos que solo queremos preservar
a los amigos, alegrarnos de que sale el sol y aún no encuentran la forma de
cobrarnos por ello, caminar nuestras calles y detenernos para recordar cuando
por ellas corríamos cuando éramos niños, atrevernos a recordar además que
nuestras madres nos decían que, alguien allá en el cielo quería que nos
amaramos, porque después de todo, éramos hermanos y nosotros lo creíamos,
veíamos a nuestros compañeritos de curso como nuestros iguales y nos sentíamos
orgullosos de los héroes que habían luchado por legarnos esas cosas…habemos
algunos que aún queremos sentirnos orgullosos de compartir con otros lo que
hemos ganado y lo que hemos aprendido…
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