Se suele decir que es el libro más difícil de leer de todos los alusivos a la Tierra Media. Lo creí por demasiados años, hasta que decidí afrontar el desafío de adentrarme a esta especie de biblia que explica el origen de todo cuánto hay. Razas, dioses, semidioses, espíritus del bien y del mal, elfos, enanos y hombres viviendo o sobreviviendo, por miles de años en una geografía que va cambiando. Aquí se pueden encontrar las historias que explican en dónde fue que comenzaron las sombras que pusieron en riesgo la armonía de quienes viven en las colinas, los valles y los bosques. Es la primera edad, mucho antes de los cuentos de la comarca que la mayoría conocemos. Un capricho tal vez o la piedra fundacional de un credo para el cual hasta idiomas fueron creados.
Christhopher Tolkien reunió varios de los textos en los que trabajo su padre, el más que celebre profesor J.R.R.Tolkien, buscando darle un contexto más amplio, para existir, a aquellos personajes que habitaban su devota imaginación. Ni remotamente evidente, en el descarado adoctrinamiento cristiano en que incurren Las Crónicas de Narnia de C.S Lewis, ni tan manidos como pueden llegar a ser los libros de Canción de hielo y fuego del muy de moda George R. R . Martin que, abiertamente, es demasiado lo que le deben a estos relatos sobre una rica variedad de seres que no hacen otra cosa que recordarnos los aspectos loables (y también los despreciables) de la condición de aquellos cuya descendencia vive o muere por lo que pueden llegar a considera sagrado.
Se me hizo bastante entretenida la lectura; me recordaba, en no pocos momentos, la descripción del nacimiento de "Todo" en la rica poesía precolombina. Pensé, no pocas veces, en los puntos de unión entre las necesidades espirituales de la raza humana como tal; raza humana que, en lugares tan distantes, necesita explicar, de alguna forma, la raíz, tanto de lo bello como de lo horrible, a través de sagas como estas que intentan explicarnos aspectos tan devastadores como la codicia de ciertas potencias económicas que nos han llevado a enfrentarnos con devastadores resultados en dos guerras entre imperios y en incontables conflictos en que no hay modo de que aprendan a convivir quienes no aprendieron a ser nunca distintos.
No pocos y pocas de quienes conocen de este libro conocen de aquella devoción que explica las incontables ediciones de esta rica mitología que es génesis de otras maravillas literarias bastante más conocidas. No se puede comentar El Silmarillion sin dejar de señalar que es una lectura más que obligatoria para quienes dicen disfrutar El Hobbit y la saga de El Señor de los Anillos. Hay tanto texto escrito sobre estos libros, tanto culto y devoción por la obra de un autor que es parte esencial en la historia de la literatura como patrimonio de la humanidad que este comentario no tiene más fin que animar a quienes hasta ahora se han sentido un tanto intimidado por un libro que dicen que es difícil de entender y no lo es tanto si se le dedica tiempo y se cuenta con la paciencia para hacerlo.
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