
Yo tenía quince años; venía hace un buen rato escribiendo. Me daba vergüenza ser poeta...tenía un cuaderno y estaba enamorado, pero vaya a saber quién por qué no escribía poemas de amor. Solo me brotaban poemas tristes. Bueno para ser del todo sincero, era un amor no correspondido y me ganaba aún la triste soledad en que me fui volviendo hombre.
El nombre Tristología fue un invento mio para tratar de estudiar mi propia tristeza y me atreví incluso a explorar los motivos de tristeza en otras personas. Me acuerdo que andaba con mis escritos escondidos pues siempre los he encontrado bastante malos, pero estos como otros textos que escribiría después eran instantáneas de mis tiempos y los conservo no con el afán de comercializarlos como arte, sino que más bien para constatar que en todo tiempo y lugar existirán personas que comparten sentimientos.
Recuerdo que diseñé una tapa para este libro de color plomo en donde se podía leer con letras negras el titulo bajo el cual reunía estos poemas; en la primera página dibuje una silla junto a una ventana en un cuarto vacío donde había mucho espacio abandonado sobre un piso de madera y en la contra tapa interior tuve la osadía de pegar una foto de carné que me había sobrado del liceo. En estricto rigor esos fueron mis primeros poemas en verso. Malos versos insisto, pero sinceros. algunos de esos escritos siguen estando entre mis predilectos por lo honestos que son acerca de mi falta de talento y mis ganas de expresar tristezas que me agobiaban por aquellos días.
Comentarios
Publicar un comentario