Lo que comienza como un terrible documental que sin preparación previa nos golpea con imágenes que inconscientemente sabemos que son reales; no nos da respiro cuando creemos que la historia, como insinúa el titulo, será una historia de amor. Quizás es de amor en el más estricto sentido de la palabra, pero es inevitable que también es de desamor.
Alain Resnais; el director de la película, juega con nosotros. Cuenta su historia de manera no lineal y nos lleva de las cavilaciones de la protagonista a los horrores que el ser humano puede propiciar a través de sus actos. La pareja protagonista a penas se conoce cuando deciden pasar algunas noches juntos; los temores de la protagonista (una delicada y cautivante Emanuelle Riva) y los chantajes emocionales del hombre que la vuelve a conectar con sus más olvidados recuerdos.
Los cuerpos abrazados de los amantes que vemos en la primera parte de la película no logran ser un descanso para las imágenes de una tragedia que incluso al día de hoy sigue teniendo repercusiones. Resulta más que extraño llamar tragedia a los insensibles actos de los seres humanos; una ciudad puede ser devastada por una bomba nuclear y un ser humano puede ser devastado por la incapacidad de amar.
La manera en que se nos presentan las imágenes tienen un carácter dolorosamente artístico; el montaje de Resnais y el guión (adaptado de su propia novela) de la tremenda escritora francesa Marguerite Duras decantan en una fusión perfecta. La duración de la película es corta, las emociones que nos abordan son muy profundas. Comprendemos que las historias de amores que no son no necesitan de más nombre que el de aquellos lugares donde resultamos fatalmente heridos.
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