Hay veces en que un simple paño puede contar mucho sobre un cariño que fue pero que jamás se fue. De aquella breve historia no quedaron cartas, mucho menos fotos (bueno, sí, hay una pero como ellos termino por pasar inadvertida) que evidenciaran lo mucho que se quisieron ni los lugares que frecuentaron. Únicamente estaba el paño; un trozo de un grueso género de color verde con un sobrio diseño bordado en el centro. Él lo usa como individual en la media hora de almuerzo que le conceden en el trabajo donde se conocieron; lo empezó a usar a penas ella se lo regaló y aunque sobre aquel paño tuvieron muy pocos almuerzos juntos, no lo ha dejado de usar jamás...en realidad si lo ha dejado de usar algunas veces; lo ha conservado manchado y doblado en su bolso de la colación durante incluso semanas, aparentemente olvidado como el recuerdo de ella esperando encontrarse con algún momento en que nostálgico de los momentos que vivieron juntos pueda entregarle al paño los cuidados que solía reservar para ella. Él lava el paño con abundante agua tibia y jabón liquido con aroma de manzanillas; limpia con delicadeza aunque decidido las manchas que soledad tras soledad sobre el paño han ido quedando. Cada vez que lo enjuaga y lo tiende al sol se acuerda de la sonrisa de ella. De la sonrisa que en ella era tan pasajera como las traiciones y las preocupaciones que le hacían sombra. Sonríe a su vez él al recordar que ella a pesar de también ir siempre sola es muy dulce y fuerte...piensa que ya no se conocen personas así y perdido en una distancia que parece ser mayor de lo que realmente es, le dedica un último buen deseo a aquella mujer con la que compartió el olvidado encanto de los detalles, y continúa con la limpieza de un lugar que no le pertenece. A ella le debe pasar algo parecido.
Q uiero hacer este homenaje ahora porque no quiero llegar con él cuando sea tarde. Remontarme a la infancia porque aunque resulte inapropiado, una irresponsabilidad de mis padres o quién sabe qué cosa....lo que más recuerdo de mi infancia son las coplas del dúo Quelentaro . Eran un conjunto en un comienzo (cosa que muy pocos en realidad saben) después pasaron a ser un dúo y gran parte de los años ochenta era solo Gastón el que cargaba con el pesado nombre del arte que para tantos de nosotros es enorme debido a que su hermano Eduardo tuvo que partir en palabras propias de ellos, a lejanas tierras. La poesía y la música de Quelentaro vienen de la tierra, se conecta con aquellos que a tumbos hemos ido caminando la vida. Su arte es decididamente más comprometido y menos masivo que el de otros cantores populares....pero este homenaje no es por lo artístico; es porque aunque ellos no lo saben del todo; mis propios caminos se han topado algunas veces con los de ellos. Cuando E...
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