Vi el documental el año pasado. No lo había querido comentar porque me da un poco de vergüenza no saber lo suficiente de música como para entender la génesis de obras de arte musicales. Presencie el documental, dividido en tres partes, en tres días porque harto tiempo y paciencia se debe tener para ver de una vez a verdaderos genios poniéndose de acuerdo en cómo es que debe sonar tal o cual canción, suficiente morbo para verles hablar de temas personales y la necesidad de estar a la moda para haberlo visto en cierta prestigiosa plataforma que ahora es dueña de un montón de material interesante para alguien que no tiene ningún interés en comentar acerca de lo que la mayoría comenta...por eso esperé un año.
Siempre me han gustado Los Beatles. Los dejo de escuchar un tiempo, pero siempre vuelvo a ellos, a sus discos, sus películas y cómo no, los documentales que hablan de ellos. Estaba esperando con ansias este trabajo de Peter Jackson que es otro de mis predilectos y la verdad es que no me pasó lo que pensé que me iba a pasar al momento de ver el material que tanto esperé. Se me hizo largo lo por ver (entiendo que eran muchas horas de material inédito y que es un tremendo negocio tener un producto que vender que sea extra-largo, pero me aburrí a ratos de ver una y otra vez los arreglos de las mismas canciones (insisto, me faltó saber más de música) la preparación de un último recital que puede resultar a la vez tan mítico como aburrido (pasé gran parte de mi infancia imaginando que este concierto "a la mala" en el tejado del estudio de grabación había terminado de una manera menos "diplomática"; más rockera lo imaginaba, si me permiten).
Estoy convencido que mi apreciación del documental es intrascendente a la vez que irreflexiva pero también estoy consciente de mi naturaleza cuestionadora en el buen sentido. He dicho de otras cosas de esta innegable histórica banda que no son precisamente las opiniones de un fans. Me han gustado siempre y agradezco que nunca falte algún material que explotar comercialmente pero me cuesta caer redondito...ni siquiera vi el documental en la plataforma que se supone debí verlo. Es otro regalo impagable para los fanáticos de la banda, otro ladrillo para aquellos que no los aprecian y una oportunidad muy oportuna de subsanar las diferencias de cuatro hombres que habiendo comenzado muy jóvenes llegaron a ser como hermanos. El arte es de todos modo otra cosa, la nunca bien digerida separación nos dio la posibilidad de apreciar las voces propias de al menos tres de aquellos cuatro genios. ¿Que más se puede pedir?
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