El cine argentino toca, no pocas veces, alturas imposibles, al parecer, de alcanzar por otros países latinoamericanos. El secreto de sus ojos no fue la primera, ni mucho menos la última película del país trasandino en provocarme un asombro poco común ante un tipo de cine que no cuenta con los enormes presupuestos con que cuenta el cine de naturaleza más omnipresente. Quizás sea la secuencia del estadio la más sorprendente en lo referente a lo técnico pero es la historia la que engancha quien observa una película que nos habla de lo esquiva que puede llegar a ser la justicia, de los mecanismos del amor que son torpes algunas veces e incondicionales en otras.
En un tribunal de justicia trabajan Benjamín Espósito (Ricardo Darín) y su entrañable (a la vez que irremediablemente alcohólico) asistente y amigo Pablo Sandoval (Guillermo Francella). Conocen a la nueva jefa de departamento: Irene Menéndez- Hasting (Soledad Villamil). Se presenta un caso sobre un asesinato que marcará la vida, no sólo de estos tres personajes sino que también la de el esposo de la victima (Pablo Rago). El devenir del caso nos mantiene siempre al borde de la silla, a la vez que nos impacientamos ante lo no resuelto, una vez más, no sólo en lo relacionado al crimen, sino que también con respecto a los sentimientos que no son dichos pero están allí presentes.
Juan José Campanella, director de la película, sin ninguna duda hizo un trabajo digno de los reconocimientos que recibió la película. Basándose en el libro La pregunta de sus ojos de Eduardo Sacheri, que también estuvo involucrado en la escritura de un guion que nos reserva sorpresas incluso hacía los minutos finales de una historia en donde la presencia angelical de Liliana Colotto, la victima principal del horrible crimen (Carla Quevedo) es motivo y justificación de las acciones humanas más contradictorias. Hay diálogos que puede ser que nos dejen pensando; a mí me gustan los del esposo que es contrario a la pena de muerte y confía en una cadena perpetúa para el culpable del crimen que también acabó con su vida. Me gustan mucho las actuaciones de todos los actores involucrados en este proyecto que de tan bueno terminó intentando ser imitado, por una película norteamericana, con bastante más recursos económicos pero con mucho menos corazón.
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